Quién se queda con él
Una de las disputas más interesantes en el ámbito judicial, es la de los esposos separándose. Si bien, no es buena la separación, pues siempre acarrea una serie de conflictos colaterales, lo particular de la situación es cuando la pareja (o expareja, en este caso) tenía una mascota, y en especial, si esa mascota era un perro.
La situación ha presentado diferentes variantes. Algunos canes, son exageradamente queridos por uno (o ambos) cónyuges, lo que les obliga a pelear por la "tenencia" del mismo. Afecto puro, que impone la pelea por el cachorro. Los alegatos aquí son variados, dado que el amor tiene diversas formas de manifestarse, como ser, que "es lo único que le queda", o es "que el otro no lo va cuidar", o que "tiene un vínculo especial", etc. Las argumentaciones son largas, y hasta a veces, muy convincentes.
Otra cuestión, no menos usual, es el valor económico del que está en medio de la disputa. Por una parte, esto tiene dos variantes. Una, que implica el mantenimiento en sí de la mascota, que por cierto es oneroso, y el otro, más radical, el valor en sí del perro, dado que hay razas que su valor es considerable y ya surgieron casos en los que efectivamente se talló en el papel judicial, el importante valor de la mascota que quedaba para una de las partes.
Entonces, ya se afecto o por una cuestión económica, la cuestión es ¿Quién se queda con el perro?
Perritos Mimosos
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