Ayer pasé un mal rato. Luego de casi 3 años de cuidar un pequeño pero muy bonito arbolito (pino de olor), mis perritos hicieron de las suyas y bueno, para que repetir la misma historia, adiós arbolito, bienvenido un gran pozo que cavaron.
Efectivamente, el tema del jardín, las plantas y los perros parece ser un tema irreconciliable. Por alguna razón estos cuadrúpedos (lo digo con cariño) encuentran muy divertido jugar con las plantas. La última vez que planté algunas flores en el jardín, el pequeño pitbull pasó varias horas arrastrándolas por todo el patio, sin preocuparse en lo más mínimo del daño causado.
El pasto ha sobrevivido a varias batallas campales. Es increíble que aún exista todavía pasto en el patio, pues con cada excavación realizada pienso cada vez más en construir pisos de cemento en el lugar.
Pero en fin, seguramente la historia continuará, la dura batalla entre las plantas y los perros (que gane el mejor).
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