perritos mimosos

sábado, 9 de noviembre de 2013

Cuidado con la leishmaniasis

¿Qué es la leishmaniasis?

La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa causada por un parásito conocido como Leishmania. 
La leishmaniasis (o leishmaniosis) es un conjunto de enfermedades zoonóticas y antroponóticas provocadas por protozoos del género Leishmania. Las manifestaciones clínicas de la enfermedad van desde úlceras cutáneas que cicatrizan espontáneamente, hasta formas fatales en las cuales se presenta inflamación grave del hígado y del bazo. La enfermedad es una zoonosis que afecta tanto a perros como a humanos. Sin embargo, es en los perros -dada la falta de cuidado- donde se manifiesta comúnmente.

        Por más raro que parezca, los animales silvestres como liebres, zarigüeyas, coatíes y jurumíes, entre otros, son portadores asintomáticos del parásito, por lo que se los considera animales reservorios.


         El agente se transmite al humano y a otros animales a través de la picadura de hembras de los flebotomos, un grupo de insectos chupadores de sangre pertenecientes a los géneros Phlebotomus del Viejo Mundo, (Europa, África y Asia) y Lutzomyia en América, de la familia Psychodidae.

      En Colombia, en ciertas regiones, este tipo de insectos es más conocido como palomilla. En las zonas tropicales de Ecuador se lo conoce como "arenillas".

Síntomas

La enfermedad presenta diversas formas, siendo la leishmaniasis cutánea la variante más frecuente. Sus síntomas, como ya indicamos más arriba, son úlceras en la piel de la cara, los brazos y las piernas, que pueden dejar cicatrices permanentes. La leishmaniasis visceral es la forma más grave de la enfermedad, siendo mortal casi en la totalidad de los casos si el enfermo no recibe el tratamiento adecuado. Los síntomas de esta variante incluyen accesos de fiebre, pigmentación de la piel, pérdida de peso y alteración de los componentes sanguíneos.
Hay que decir que en los perros la Leishmania invade diferentes órganos del mismo y de otros mamíferos como las liebres, provocando lesiones de diversa consideración, hasta producirse la muerte de nuestra mascota. La sintomatología clínica es muy variada, pero cabe destacar lesiones en la piel, en las articulaciones y, cuando la enfermedad está ya bastante avanzada, problemas a nivel renal. El parásito se transmite a través de los jejenes. Cuando el jején pica al animal, le transmite la enfermedad con la Leishmania que inocula por medio de la picadura.
A diferencia de los mosquitos a los que estamos acostumbrados a ver, el jején es mucho más pequeño. No es nada fácil verlo, y tampoco oírlo, dado que no hace el típico zumbido al volar. Solamente pican las hembras, que necesitan sangre para desarrollar los huevos. Los machos se alimentan de azúcares y plantas.
La picadura del jején transmite la enfermedad sólo si previamente había picado a otro animal ya infectado. Esto es muy importante, dado que se debe controlar la epidemia.
Los perros y otros mamíferos infectados no transmiten directamente la leishmaniosis a las personas, sino tras el vector alado, el jején. El reservorio habitual es el perro, pero para que la enfermedad se trasmita es imprescindible la participación del vector (mosquito flebotomo). Los perros no contagian la enfermedad directamente a otros animales ni a las personas, por ninguna vía.
La leishmaniasis no se puede curar, de momento, sólo tratar los síntomas y mantenerla a raya, si bien es importante diagnosticar la enfermedad lo antes posible. Actualmente ya existe una vacuna contra la leishmaniasis. El riesgo de contraer esta enfermedad se da principalmente en los países de la cuenca mediterránea y en América Latina, siendo las épocas de más riesgo las de mayor calor.
Es importante hacer un diagnóstico diferencial, que nunca sale certero debido a que hay enfermedades como schistosomiasis, brucelosis, malaria, hepatitis viral, histoplasmosis sistémica, tuberculosis, paracoccidioidomicosis diseminada, leucemia, linfoma, entre otras, pueden cursar con una clínica similar a la leishmaniasis visceral.

Prevención 

Ningún fármaco ni vacuna se ha mostrado eficaz en la prevención de la enfermedad, por lo que es necesario utilizar otras medidas preventivas. Es importante evitar estar al aire libre en las horas de máxima actividad de la mosca de la arena, es decir, entre el anochecer y el amanecer. Si se sale al exterior en estas horas, habrá que intentar cubrir la mayor parte del cuerpo con ropa. En las zonas descubiertas se deben aplicar repelentes con N,N- dietilmetiltoluamida. También es recomendable el aislamiento de la cama con mosquiteros tupidos impregnados de permetrina.

Organización Mundial de la Salud

Según la OMS afecta a unos 12 millones de personas repartidos en 88 países del mundo.


Artículo publicado en ABC Color

El protozoo que causa la leishmaniasis fue descrito en 1903 por Leishman, Donovan y Wright, a partir de biopsias de enfermos de la India. En el Paraguay, fue descrito por primera vez en el año 1911, por el Prof. Dr. Luis Migone, en Asunción, en necropsia de un paciente oriundo del municipio de Boa Esperanza, Mato Grosso, Brasil. 
El primer caso autóctono fue descrito en el año 1945, en Asunción, por nuestro querido y recordado Prof. Dr. Juan Boggino y Dr. L. Mass. 
El primer caso conocido y diagnosticado de leishmaniasis canina fue descrito en Túnez en el año 1908 por los doctores Nicolle y Comte, quienes encontraron los parásitos en perros. 

DIAGNOSTICO 
Un punto clave para el control es establecer el diagnóstico con la mayor precocidad posible, incluso antes de que se presenten los síntomas, y los estudios a realizar son: Correcta historia clínica, exploración física completa; Análisis laboratoriales inespecíficos (hematología y bioquímica clínica); Establecer valoración clínica, determinar el estado general y grado de afección orgánica (especialmente hepática y renal); Test inmunológico específico que confiere o descarte el diagnóstico clínico de presunción y establecer un pronóstico. 
En los casos compatibles con la enfermedad, se utiliza el método laboratorial de la inmunocromatografía (antígeno recombinante rk 39) y Elisa Leishmania. Test para la detección de anticuerpos de LV en suero obtenido por venipunción, de altísima especificidad. 
Acorde a las posibilidades de nuestras clínicas y factores económicos, las muestras de afecciones cutáneas deben ser efectuadas a partir de lesiones activas de la piel o mucosas, por el método biopsia-bisturí, hasta alcanzar la dermis y proceder al raspado. 

CRITERIOS EN CUANTO AL CONTROL Y CUIDADO DEL ANIMAL ENFERMO 
Son factores decisivos: El grado de colaboración y responsabilidad del propietario. 
La existencia de un excesivo temor, por parte de los propietarios, al proceso que está padeciendo su perro. 
En principio, el único factor que por sí solo aconsejaría el sacrificio del perro positivo lo constituye la falta de colaboración y responsabilidad del propietario.


TRATAMIENTO FARMACOLOGICO 
El tratamiento farmacológico es una medida alternativa a la eutanasia del animal infectado en el enfoque del control de la leishmaniasis visceral canina. 
La Organización Mundial de la Salud recomienda el sacrificio de los perros infectados por L. Infantum, pero a la vez reconoce lo difícil de llevar a cabo esta medida en países con alta sensibilidad hacia los animales. 
La eliminación de los perros vagabundos infectados parece indiscutible, por lo menos desde el terreno teórico, porque de todos los perros existentes en nuestro país, cuantos están sin ningún control. 
La paradoja radica en cómo recomendarles a los propietarios preocupados por la salud de su mascota de compañía sobre la necesidad del sacrificio, cuando las administraciones del Estado son incapaces tan siquiera de controlar los perros vagabundos, muchos de los cuales están infectados y otros son asintomáticos. 
La lucha contra la leishmaniasis va más allá del sacrificio de los perros seropositivos; la lucha supone una visión integral del problema en sus vertientes de control de vectores, reservorios, educación sanitaria, desarrollo de métodos diagnósticos, caracterización de cepas, tratamiento precoz de los enfermos y profilaxis con vacunas existentes a disposición. Mientras tanto, se justifica buscar otras alternativas a la eutanasia. 

TRANSMISION A HUMANOS
A la luz de los conocimientos actuales, no se demuestra que la infección humana y canina haya variado con el sacrificio de animales seropositivos. Varios estudios concluyen que no existe relación entre infección humana y la prevalencia de leishmaniasis visceral canina, demostrando que el fenómeno de transmisión a los humanos está más ligado a otros factores de riesgo, como ser la antropofilia del vector, la edad y el estado inmunológico de las personas. 
Los resultados obtenidos en diversos estudios realizados demuestran la tendencia de una cura clínica y parasicológica después del tratamiento. 
El tratamiento presenta fuertes limitaciones por la ausencia de un protocolo terapéutico definitivo y acceso a los fármacos a ser utilizados (antimonio pentavalente). 
Existe una gama extraordinaria de esquemas terapéuticos sin criterios homogéneos, muchos de ellos empíricos y otros a dosis subletales. El precio de los medicamentos y la disciplina en la aplicación de las dosis, seguido de los controles subsiguientes, hace que muchos propietarios abandonen el tratamiento antes de completarlo. 
Mientras, se está creando una situación no menos grave que es la exposición progresiva a antimoniales en forma de ciclos con el peligro de desarrollar clones de leishmania resistentes tanto in vitro como in vivo. Hay protocolos que administran ciclos periódicos para proteger a los pacientes de las recaídas, lo que también favorece la selección de resistencias. 

PARA CONTROLAR SE 
DEBE TENER UN PROGRAMA
Es de suma importancia determinar la correlación entre los valores bioquímicos plasmáticos, la fase de la enfermedad, la curación clínica, la carga parasitológica y la capacidad de infección a los flebótomos por parte del hospedador tratado. 
En el ser humano, se sospecha que tampoco ocurre la curación parasitólogica y que el tratamiento sólo coadyuva con la respuesta inmune celular reduciendo la carga de leishmania. 
Los amastigotes residuales quedan bajo presión inmunológica, probablemente en multiplicación lenta en órganos en los que el sistema inmune no tiene fácil acceso. 
En estas circunstancias, los valores plasmáticos se normalizan y el título de anticuerpos anti–leishmania se reduce. 
En la medida que las leishmaniasis afecten a los más desfavorecidos, su control será más difícil y el circulo vicioso pobreza-enfermedad se perpetúa de forma paradigmática en las leishmaniasis. 
La solución pasa por el cumplimiento estricto de un programa de control y erradicación de la enfermedad por los organismos expertos en salud pública y medicina veterinaria.
Fuente: http://archivo.abc.com.py/suplementos/rural/articulos.php?pid=532266


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