Aunque fauna y flora siempre se interrelación normalmente, en armonía y singularidad, entre perros y el pasto pareciera que algo no cuadra totalmente.
Es cierto que algunos canes respetan el pasto, pero no es mi caso. Los míos son muy desobedientes. Cada día amanece el jardín con algún agujero nuevo, y me preguntó, pooooorrrrqqqqueeeeeeeéééé.
Mis perritos por cierto, desconocen absolutamente qué aconteció. No saben explicar si fue algún mensaje alienígena o si el vecino entró con alguna pala cuando ellos estaban durmiendo. Cualquiera de las dos opciones es válida, según ellos.
La cuestión es que todos miran para el cielo y nadie sabe explicar el tremendo hoyo en el paso, por tercera vez en la semana.
Varias son las sugerencias para evitar esto, pero lógicamente es un tanto difícil, dado que en cualquier momento y por cualquier situación, ocurre la excavación.
Pero nunca hay que golpearlos por lo que hacen, y mucho menos luego de varias horas de ocurrido, pues no saben los mismos el motivo del castigo. Si se les va a castigar, debe ser en el acto.
Algunos prefieren regar adecuadamente el pasto, e incluso colocarles esos regadores automáticos, dado que a no todo perro le gusta el agua y esto le ahuyenta inmediatamente.
Son los perros grandes como el labrador, los que siempre andan por el patio y son los más propensos a la excavación.
Es muy bueno mantener el pasto bien corto, dado que muchos bichos, gusanos, hormigas y también pulgas, se encuentran en el pasto, por lo que al tenerlo bien cortado el mismo también se mantiene limpio.
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